Gladis Mango de Rubio, la Historiadora de Paso de los Libres

Dr. Carlos María Vargas Gómez Presidente Junta de Historia de la Provincia de Corrientes Dr. Jorge Enrique Deniri Secretario Junta de Historiade la Provincia de Corrientes

Dr. Carlos María Vargas Gómez
Presidente Junta de Historia de la Provincia de Corrientes
Dr. Jorge Enrique Deniri
Secretario Junta de Historiade la Provincia de Corrientes

Gladis Dora Mango nació en Paso de los Libres el 28 de agosto de 1946. Maestra, Profesora y Licenciada en Historia, docente en todos los niveles. Catedrática en la Universidad de la Cuenca de Paso de los Libres. Directora de Carrera en el Profesorado en Historia.

Profusamente premiada por sus  trabajos  sobre Historia local y regional, resaltamos sólo un galardón: Primer Premio. Concurso Fomento a la Actividad Literaria. 2013. (Gobierno de la Provincia, SADE, Dirección de Cultura Municipal).

Entre otras membrecías, integra la Junta de Historia de la Provincia de Corrientes. Miembro actual de la Comisión Directiva.

Autora del proyecto de Bandera para Paso de los Libres. Integrante del equipo que llamó a Concurso, Miembro del Jurado que otorgó el  premio.

De su nutridísimo acervo de actuaciones, cabe reseñar que participó, representando a la Casa de la Cultura, en el diseño  del Plan Piloto Cultural para Integrar la Micro Región (Uruguayana 2005), y asesoró un Proyecto para la OEA sobre Valoración e intercambio en Comunidades Indígenas y Rurales.

En el plano internacional, representó a Paso de los Libres en el Congreso Interdisciplinario Bonpland-Humboldt, realizado en la ciudad de París del 4 al 7 de julio de 2016. Invitada por la Dra. Irene Prüfer, presidente del Instituto Humboldt  de Alicante (España).

En su extensa bibliografía, descubrimos siempre como escenario, como telón de fondo, como complemento insustituible e indispensable del contexto, al paisaje. Un paisaje que tiene nombre y apellido: Paso de los Libres.

El ambiente geográfico es inseparable de las obras de esta Historiadora, algo que conviene aclarar desde el vamos, porque arriesgaremos decir que el espacio es la materia, la substancia, la potencia de su Historia, en la medida que los hechos humanos se erigen en formas, accidentes…actos.

Los protagonistas de la Historia, los hombres y mujeres que la animan y le dan vida, nunca se perciben aislados en sus párrafos, siempre actúan identificados, inmersos en un ecúmene que, a la hora de la reflexión, se nos descubre inseparable para la correcta interpretación del proceso histórico.

En su extensa bibliografía descubrimos siempre, como complemento insustituible e indispensable del contexto, al paisaje.

En su extensa bibliografía descubrimos siempre, como complemento insustituible e indispensable del contexto, al paisaje.

Tenemos a la vista varias de sus publicaciones. La primera que nos interesa comentar, siempre aherrojados por el espacio, se titula “Paso de los Libres. Historia, espacio y memoria”, y vio la luz en el año 2007. Son 191 páginas divididas en tres partes, con una profusa bibliografía y la transcripción inclusive de gráficas, documentos, imágenes, mapas y planos donde lo histórico va acompañado siempre de su complemento geográfico, escrita en sociedad con Antonia Guadalupe de Aguirre, preserva distintos trabajos que las autoras presentaron previamente de modo singular en otros ámbitos.

De la primera parte destacamos la exaltación del héroe epónimo libreño, Joaquín Madariaga y otro ícono provincial: la gesta de Pago Largo. De la segunda, la influencia guaranítica en el modo de ser libreño y el rescate histórico geográfico de Yatay como epicentro del escenario local en la Guerra del Paraguay. De la tercera y última, la particularidad de los recuerdos transcriptos.

Esta obra tiene continuidad en una segunda parte – “Paso de los Libres. Historia, espacio y memoria II” -, que fue publicada en 2009 y en la cual las autoras advierten desde el vamos que les “pareció oportuno compartir…las mil y una peripecias de antiguos vecinos”.

En otras 190 páginas, con un prólogo de Marta de Paris, gran número de imágenes de primera mano y también gráficas, documentos e incluso artículos periodísticos, se degranan una “parte introductoria” y otras tres partes sustentadas con nutrida bibliografía.

De la Introductoria, lo central es rescata nuevamente la figura de Joaquín Madariaga y sus lugares de memoria, monumento y monolito. La primera parte ahonda en el espacio libreño y sus “luces y sombras” en tiempos del Centenario. La Segunda, con tonos “sepia” nos habla entre otras cuestiones de la Banda de Música y el Correo, y la Tercera, tiene como médula la “Memoria” con un sentido de rescate de testimonios orales.

En 2010, “Yapeyú. Enclave de desarrollo regional. Rincones y Estancias”, nos da cuenta una vez más de la fructífera labor de estas autoras, que miran al histórico solar con un enfoque regional de cosmovisión libreña.

En 2013 y 2014, Gladis Mango publica dos trabajos sobre “Paso de los Libres en la década del 30”. El primero, que en su momento le valió un importante premio literario, versa sobre las primeras décadas de la localidad, hasta que la comuna deviene autónoma en 1938. El segundo, siempre ilustrado con importantes imágenes y una jugosa bibliografía, nos entrega 100 páginas de Aspecto Sociales, Económicos y de la Vida Cotidiana de Paso de los Libres, concluyendo que la restauración de la República en aquella asendereada década, “no basta con declamarla” sino que “exige realizaciones y postergaciones de los intereses individuales”.

El final de nuestro análisis, lo centramos en una obra suya del género biográfico: “Coronel Isidoro Fernández Reguera. Tiempo de guerra y revoluciones” (2008).

Son 166 páginas de contenido rico, denso, donde se pinta un personaje fascinante que, al modo de los Madariaga o los Virasoro, debe pensarse siempre en “tándem” con su hermano Raymundo. Dos sanroqueños que encarnan un poco el epítome de esos “coroneles” que en las postrimerías del siglo XIX señorean el sudoeste de Corrientes, militando según el caso en diferentes bandos, pero siempre imprescindibles, “número puesto” a la hora de hablar de hombres y armas.

Descubrimos a Isidoro ya bajo banderas, al parecer en tiempos del Ejército Libertador de Lavalle, para encontrarlo como Comandante de Armas del Departamento Restauración y Jefe de Frontera del Uruguay durante el segundo gobierno de Pujol, confrontando en este caso con uno de los tantos alzamientos contra las autoridades de “Tatú Pytá”, el discutido general Nicanor Cáceres. Reguera es percibido por el Gobierno provincial como un hombre “cuyo prestigio e influencia moral y material son de absoluta necesidad en aquel punto”.

Para 1862 gobierna Pampín, y Cáceres y los Reguera van a luchar en las mismas filas en el encuentro del 6 de agosto, donde triunfan sobre un intento de sublevación que en definitiva deja a Isidoro como Comandante General de la costa del Uruguay. Durante el gobierno de Lagraña, Isidoro busca inversores en el espacio libreño para un proyecto ferrocarrilero por cuenta del ex gobernador Pampín, y, enfrentado una vez más con Cáceres junto con su hermano participa en la deposición del gobierno siguiente, el de Evaristo López.

Cuando invaden los paraguayos, Isidoro sale en tren de recluta y logra enlistar a 1200 hombres de la costa del Uruguay, con los que se forma una “División de Vanguardia” que bajo su mando y el de Simeón Payba derrota a las fracciones del Mayor Duarte en Caza Pava y luego actúa individualmente luchando sobre el arroyo San Joaquín. Después de la batalla de Yatay, él y su División marchan  a custodiar la Tranquera de Loreto, batiéndose allí con las partidas paraguayas provenientes de Candelaria y San Carlos, recuperando carretas y ganados y obligándolos a  replegarse. Sólo le quedan unos 500 hombres mal armados y desprovistos de todo.

Ya en tiempos de Santiago Baibiene, Los Reguera se baten bajo las órdenes de Desiderio Sosa en la batalla de Tabaco, el 4 de marzo de 1871.

Hacia 1872, El coronel Isidoro Reguera funda en Paso de los Libres la Logia Masónica Estrella de Misiones, siendo su primer presidente.

Gobernando Miguel Gelabert (1875), hallamos a Isidoro Reguera exiliado en Uruguayana por cuestiones políticas.

En 1878, ambos Reguera, se alzan con el movimiento revolucionario que en definitiva acaba con el gobierno de Derqui tras librar la sangrienta batalla de Ifrán.

En 1880, Isidoro se desempeña como Presidente del Consejo Municipal y ya gobernando Juan Ramón Vidal, adquiere allí una chacra.

En sus últimos años, milita en la flamante Unión Cívica, presidiendo el Comité local, sufriendo incluso un atentado como consecuencia de su filiación partidaria.

En 1891, como dice la autora, “se cansó de vivir” y ya no pudo ser parte del Manifiesto de Leandro N. Alem a los pueblos de la República.



Fuente: Diario Epoca

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