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Cuando uno es argentino, pertenece a la generación nacida a finales de los 80, viste la camiseta de la Albiceleste y juega de defensa, una cosa está clara: nunca suscitará grandes titulares. Esos están reservados a Messi, que colecciona los goles, las actuaciones excepcionales y los trofeos de Jugador del Partido Budweiser. El miércoles 25 de junio no fue la excepción en Porto Alegre, en el tercer partido del Grupo F contra Nigeria, pero hubo un pequeño cambio en el guión acostumbrado: el gol de la victoria fue obra de… Marcos Rojo.
¿Quién? Has leído bien. No de Messi, ni de Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero o Ángel Di María. El salvador fue un lateral izquierdo que, en 24 internacionalidades, no había brillado nunca por otra cosa que no fueran sus entradas al contrario y su trabajo en la sombra. “Un gol, mi primero con la selección, y llega en el Mundial, y además, es el que da la victoria al equipo. ¿Qué más se puede soñar?”. He ahí las primeras palabras que salieron de la boca del discreto héroe para FIFA.com, mientras Messi daba la vuelta mediática a las televisiones del mundo entero. “Es difícil pedir más, aunque no haya sido especialmente lindo”, añadió, en referencia a un cabezazo fallido de un compañero tras un saque de esquina, tras lo cual el balón le rebotó en la rodilla y batió a Vincent Enyeama.
Pero los libros de historia no prestan atención a la estética; sólo se quedan con los resultados. Y en el capítulo dedicado a la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™, se resaltará que el tanto de Rojo se marcó justo después del empate (2-2) que firmaron las Súper Águilas al comienzo del segundo periodo, para dar el primer puesto del grupo a la Albiceleste. “Hoy se ha visto que estábamos mucho más inspirados en ataque”, consideró el zaguero del Sporting de Lisboa, en comparación con los dos primeros encuentros poco convincentes frente a Bosnia- Herzegovina (2-1) e Irán (1-0), ambos ganados gracias a Messi. “Nuestros jugadores ofensivos han hecho el partido más fácil marcando rápido. Siempre se está más tranquilo cuando se va por delante en el marcador”.
Espectador en primera fila
“Nuestros jugadores ofensivos” es en realidad un plural mayestático, dado que los dos primeros goles fueron obra de la Pulga; eso sí, ayudada por el buen trabajo de Di María, Higuaín y Ezequiel Lavezzi (suplente de un Agüero lesionado), que, conjuntamente, mostraron una cara más convincente que en los dos partidos precedentes. “La clave de esta mejora es, en primer lugar, que hoy hemos gozado de más espacios, porque Nigeria ha jugado al ataque y para ganar”, analizó el ex jugador de Estudiantes de La Plata y del Spartak de Moscú. “A la fuerza, eso hace el partido más abierto. Y sabíamos que, si teníamos más espacios que en los dos primeros partidos, dispondríamos de ocasiones de gol”.
Los argentinos habrían hecho mal en privarse de aprovecharlas. Así, con 6 goles en 3 partidos, se aseguraron el primer puesto del cuarteto y un choque de octavos de final frente al segundo del Grupo E, que opone a Francia, Suiza, Ecuador y Honduras. “Ahora comenzamos otra competición”, avisó el defensa. “El margen de error se nos acabó. O ganamos, o nos volvemos a casa. Para mí, es la parte más bonita del campeonato”. Y evidentemente, cuando se tiene a un cuádruple Balón de Oro de la FIFA en tu plantel, se tiene derecho a soñar que la estancia se prolongue mucho tiempo. “Verlo jugar desde atrás es una delicia”, reconoció Rojo, ubicado en primera fila para ver las hazañas de su genial compañero, quien, poco después, pasaba ante los periodistas con su trofeo de Jugador del Partido en las manos.
Llegado ese momento, Rojo ya podía marcharse con total discreción. Normal: es argentino, nacido a la conclusión de la década de los 80, y juega de defensa…
Rojo, en primera línea
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